Lorca. Un poeta en Nueva York,
Carles Esquembre (2016)
Cómic guionizado y dibujado por Carles Esquembre, que muestra una visión original sobre la estancia de Federico García Lorca en Nueva York. Nos dejaremos asaltar por las pasiones y obsesiones del escritor granadino atendiendo a su epistolario y a los testimonios de quienes le siguieron en dicha aventura.
La aurora
La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.
Preguntas:
1. ¿En qué año escribió Lorca su poemario Poeta en Nueva York?
2. Una vez visto el vídeo y leído el poema, ¿qué imagen de la ciudad transmite el poeta?
3. Trata de justificar, con la visión de Lorca, la viñeta del cómic que se presenta a continuación (pincha en la imagen para verla en grande).
La huella de Lorca,
Carlos Hernández y El Torres (2011)
A través de historias reales y testimonios sobre el poeta granadino, en esta novela gráfica se muestra la huella que Federico García Lorca dejó en todos los que lo conocieron en Granada, Madrid, La Habana o Nueva York. Carlos Hernández y El Torres reconstruyen la figura de Lorca a través de los ojos de aquellos que compartieron su vida y su muerte.
Murió al amanecer
Noche de cuatro lunas
y un solo árbol,
con una sola sombra
y un solo pájaro.
Busco en mi carne las
huellas de tus labios.
El manantial besa al viento
sin tocarlo.
Llevo el No que me diste,
en la palma de la mano,
como un limón de cera
casi blanco.
Noche de cuatro lunas
y un solo árbol.
En la punta de una aguja
está mi amor ¡girando!
Preguntas:
1. ¿De qué año es este poema y a qué poemario pertenece?
2. ¿Crees que el niño recita este poema en concreto por algún motivo?
3. Tras la muerte de Lorca, muchos de sus compañeros de la generación del 27 escribieron poemas en su honor. Busca alguno de Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Luis Cernuda, etc., dedicado al poeta granadino.